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Navegando en un Imoca

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Hace unos dias tuve la oportunidad de navegar en un auténtico Imoca 60, no me preguntéis no como ni porque, pero el caso es que me invitaron a una mañana de navegación en un , un barco diseñado para navegar de verdad, para dar la vuelta al mundo en solitario (o con tripulación de dos), un barco preparado para aguantar los cuarenta rugientes o los cincuenta aullantes . Un pedazo de barco, a fe mía. El caso es que tuvimos suerte, y nos salió un día de esos de fuerte viento, hasta casi 40 nudos que es mucho y que en otro barco cualquiera casi que nos hubiera hecho quedarnos en tierra, o sin casi. Pero es que esta bestia parda ha sido concebida precisamente para eso: fuertes vientos y a navegar. Y eso es lo que hacía, se mantenía perfectamente, no se notaba forzado en absoluto y navegaba como si llevase una turbina bajo el casco. Brutal. Si nos hubiera salido un día con una ligera brisa de 6-7 nudos, nos hubiéramos aburrido. Tuve la ocasión de coger la caña un rato (todos los que ibamos a

Momentos estelares de la Humanidad

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Que bueno es Stefan Zweig, es curioso pero a pesar de ser uno de esos grandes escritores 'de obligada lectura' yo lo descubrí hace relativamente poco. A ver, cuando digo 'descubrí' quiero decir que me leí algún libro suyo, porque como personaje ya lo conocía de antes, eso sí. Empecé con La impaciencia del Corazón , libro que me pareció simplemente impresionante, y desde entonces voy leyendo de cuando en cuando alguna de sus pequeñas joyitas. Momentos estelares de la Humanidad no es una novela, ni una colección de cuentos ni un ensayo sobre Dios sabe qué. Tiene un planteamiento muy claro: La Historia (con mayusculas), como las personas, tiene momentos de mayor inspiración y largos periodos de nada importante que reseñar. Alguno de esos momentos son los que intenta contar en pequeños resúmenes el amigo Zweig. Algunos de los momentos estelares elegidos por el autor son absolutamente innegables: la caida de Constatinopla (más profundamente reconstruido en El Ángel Sombrío

Mundobasket 2010, o qué poco me gusta Scariolo

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Me gusta el baloncesto, aunque no le dedique el tiempo que me gustaría. Apenas si sigo la liga de baloncesto, y menos aún la NBA. Lo que más sigo desde hace unos años es precisamente a la Selección, llevo viendo el torneo que toque cada año desde el Mundial de Cali, hace ya un tiempecito. Será porque sólo hay que prestarles atención un par de semanas al año, no requiere tanto tiempo en realidad. El caso es que este año la selección de baloncesto me ha decepcionado. Normal, han quedado sextos en un Mundial que defendían como campeones vigentes. Pero ¿porqué han jugado tan mal? Yo tengo mi propia opinión: El seleccionador es muy malo. Y que conste que modero mi lenguaje. No tengo demasiado que decir acerca de los jugadores que ha convocado este año. La verdad es que quitando un par de detalles hay poca crítica que se le pueda hacer: ha llevado a los mejores que podía llevar, casi, y si hay alguno que a mi me parece sustituible también es cierto que se puede discutir. Yo por ejemplo ya el

Tokio Blues: Norwegian wood + El mapa del Tiempo

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Que abandonada tengo esta sección. Desde la última vez que escribí acerca de lo que acababa de leer, he leido dos libros y dos medios más, y yo sin decir nada de ello... si es que no tengo vergüenza. Más en serio, de lo que voy mal es de tiempo para escribir un poco, pero es que tiendo a dar prioridad al blog de los nanos, y este se queda un poco abandonado. Que lo voy a hacer, como no me toque la lotería... Al grano. Voy a hablar un poco sobre Tokio Blues: Norwegian Wood , de Haruki Murakami , el primero de los dos libros que me he leido ultimamente. La verdad es que no tengo una explicación muy clara de porqué elegí este libro. De vez en cuando se me despierta el interés en alguna lectura "exótica", de literaturas diferentes. La japonesa desde luego no es una de las opciones literarias más frecuentes entre mis selecciones, así que un día paseando por una librería vi este libro y no se porqué me dió por comprarlo. [Inciso: soy incapaz de entrar una librería e irme con las ma

46600

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En la autovía A-7, en el tramo desde Silla hasta Alzira (más o menos) pueden encontrarse multitud de pintadas con este número: 46600. Se pueden encontrar en las paredes de los puentes que pasan sobre la autovía, en las de las casas y fábricas que la jalonan, o en cualquier sitio visible desde la autovía en cualquiera de los dos sentidos. Puede que sea un código postal (el 46600 es el C.P. de Alzira), pero ¿para qué iba nadie a poner el código postal de su pueblo pintado por todos lados? ¿Hay alguien en el mundo que me se saque de esta ignorancia que reconcome mi mente?

Anatema

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Hace ya un tres o cuatro semanas que acabé con este libro, aunque no he tenido tiempo de escribir nada sobre él. Llevo unos cuantos días ajetreado entre trabajo y pequeñajos, y me cuesta sacar tiempo para la lectura, cuanto más para la escritura. Neal Stephenson es un autor que me gusta. Escribe libros originales, complejos, y con personajes interesantes. Suele publicar tochos de libros de varios centenares de páginas, y este no es una excepción. Casi todos los libros que he leido escritos por él me han gustado: Criptonomicón, La era del Diamante o el Ciclo Barroco son libros llenos de detalles, divertidos, y destilando un toque de ironía a cada párrafo. Anatema cumple con gran parte de estas características: es un tocho de libro, plantea una situación interesante (y en un mundo ajeno al nuestro, cosa que hasta ahora no había intentado), los personajes son complejos, algo menos irónico y divertido que otros libros suyos... bueno, pero me ha gustado menos que en otras ocasiones. Tal vez

Noche de las Telecomunicaciones

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Anoche estuve presente en la 12ª Noche de las Telecomunicaciones Valencianas . Un evento de mucha pompa, con políticos de esplendor, entorno de gala (el Hemisferic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias), auspiciado por el Colegio de Ingenieros de Teleco, entre otros, y con un montón de gente, algunos de ellos conocidos del sector, la mayoría completos desconocidos. Un rollo, vamos. Lo único bueno de estos eventos es que es verdad que ves a algunas personas que hace tiempo que no ves, aunque es cierto que cada año menos (he ido a unas cuantas noches de estas ya). Por la cena que te dan no merece la pena ir, desde luego, ¡más de tres horas cenando! Lentos lentos lentos Lo mejor de la noche fue que me enteré de la aventura que está llevando a cabo un antiguo compañero de la escuela, que está dando la vuelta al mundo en velero. Se les puede seguir aquí o directamente en su blog , o las fotos de picasa ¡Que envidia!